Cinco consejos para evitar los malos amigos para comer

  • 11 octubre, 2020
Cinco consejos para evitar los malos amigos para comer

No es necesario distraer a tu niño para que coma. Éstas son conductas y hábitos que debemos evitar al momento de sentarlo en la mesa: Acomodar un celular o IPad para mostrarle el video que le encanta y así “logre” comer, podría ser tu mejor estrategia, pero seguro eres consciente que en ese momento está concentrado en el video y no en lo que está comiendo.

¿Entonces qué hago si es la única manera para que mi hijo reciba los alimentos?

Primero, debes convencerte que no es la única “estrategia” para que tu hijo coma. Podrás hacerlo como parte de una rutina segura y descifrable, simplemente por la tranquilidad de saber que “así si va a comer”. Sin embargo, te decimos que no necesitas de estos “malos amigos”, tu hijo puede comer con otras herramientas que te compartiremos en este blog, que podrán asegurar un momento y ritual de comer positivo.

Pero, ¿Qué pasa con estos malos amigos para comer?

Es importante que sepas el problema que a largo plazo esto puede traer: Cuando hay distracciones o juegos en la mesa, interfieren directamente en el acto voluntario y consciente de comer, llevándolos, en su mayoría, a exceder sus porciones de alimentos. ¿Por qué? Porque simplemente enfocan la mente en otra actividad diferente a la de ingerir alimentos.

Cinco consejos para evitar los malos amigos para comer

Entonces, ¿Qué hacer para evitar los malos amigos en la mesa?

Para lograr que tu hijo reciba los alimentos sin “los malos amigos” ni distracciones, debes llevar un proceso con disposición, paciencia, constancia y amor: con su participación y sin imponer, pero con límites.

El objetivo es disminuir poco a poco el tiempo de distracciones, para sumarlo a otros consejos que te nombramos a continuación.

  1. Anticípalo siempre al momento de comer. Si tu hijo está en otra actividad, desde un tiempo antes le irás diciendo que pronto será la hora de comer. Con esto podrás evitar un disgusto adicional al terminar una actividad en la que el podría estar contento.
  2. Presenta los alimentos como las herramientas con las que puede experimentar y “jugar”. Será la única manera en que pueda crear una relación positiva con ellos y que luego pueda tener la confianza de degustar y gustar.
  3. Debemos asegurar un ambiente agradable al momento de comer: Elegir la música que le guste a tu hijo, hacerlo partícipe en la formación y organización de la mesa, variar el lugar de la mesa y recrear este espacio en otro escenario en donde tu pequeño se sienta tranquilo y cómodo, como un picnic: Lo relacionará positivamente con el proceso.
  4. Asegúrate que tu hijo conozca previamente los alimentos que se ofrecerán. Las sorpresas para ellos pueden generar “desconfianza” y con esto una mayor posibilidad al rechazo. ¿Cómo? Muéstrale como un gran experimento y/o descubrimiento el poder de transformación que pueden tener los alimentos desde su compra, o incluso desde su cultivo, hasta que está servido en el plato.
  5. Cerciórate que la mesa y el momento de comer este rodeado de sólo lenguaje positivo; el estrés, angustia, presión, regaños y/o cualquier lenguaje verbal o corporal negativo, siempre afectará de manera contradictoria la relación con los alimentos.
Cinco consejos para evitar los malos amigos para comer

Sabemos entonces que comer es un momento en el que: Primero, debemos llegar a acuerdos que favorezcan tanto al niño como a los padres, para impactar positivamente en su alimentación, nutrición y hábitos.

Segundo, con paciencia lograremos orientar a nuestro pequeño, que con instinto de reconocimiento del mundo e inquieto por descubrir cosas a su alrededor, llegará el día en que aprenda que el momento de comer tiene ciertas “reglas” para respetar.

Como adultos debemos orientar a nuestros niños que comer es un acto voluntario, donde ellos aprenden a hacerlo por sí solos y sin necesidad de enfocar su atención en otra actividad. Enséñale siempre a programar la mente y el cuerpo al momento de comer, ese momento para compartir donde se pueden sentir felices, generando siempre lazos fuertes y de confianza entre los alimentos y ellos mismos.

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